viernes, 19 de junio de 2015

TALLER DE ESCRITURA CREATIVA





Una de las actividades más interesantes, creativas y motivadoras que realizamos a lo largo del curso es el taller de escritura creativa.

Este es una apuesta para que el alumnado plasme sus inquietudes, deseos, intereses,.... y los comparta con los demás.

Cuando llega al centro información sobre algún concurso, siempre, nos hacen llegar la convocatoria y, libremente, elegimos participar.

En este curso lo hemos hecho en cuatro. En todos ellos, las producciones han sido muy interesantes.

En el XV Concurso Nacional de Cuentos, Dibujos y Cómic de la Fundación Juan Manuel Flores Jimeno, Laura Castro e Irene Mª Aragón, han obtenido una mención especial en las modalidades de cuento y dibujo.

Os dejamos el cuento muy refrescante, saludable y veraniego.

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LO MAS RICO EN
ANDALUCÍA
Erase una vez en un campo de Andalucía. Allí vivían tres pequeños tomates llamados Zan, Pan y Red. Ellos venían de una gran familia de tomates andaluces. En su arbusto vivía toda su generación.
Cuando faltaba poco para que se pusieran maduros y el agricultor los cogiese, el gran padre Tomatero les ordenó una misión:
- ¡Hola queridos tomatitos míos! quiero encargaros una misión a tres de vosotros-. Dijo el con voz muy áspera.
Y todos contestaron al unísono:
- A la orden nuestro capitán-.
Entonces el gran padre tomatero les siguió contando:
- Es agosto y todo el mundo pasa mucho calor. Como veis he estado pensando en una receta impactante que haga que la gente se refresque. Se llama “Gazpacho Andaluz” y para elaborarla necesitaremos: 1 kg tomates, un pequeño pimiento verde, un pepino, una cebolla,, ajo, aceite, vinagre y sal. Necesito aproximadamente a tres tomates muy valientes que se sacrifiquen por la gastronomía andaluza. ¿Cuáles de vosotros se ofrece voluntario?
Zan, Pan y Red levantaron la mano. Ellos estaban gorditos, sin ninguna mancha en la piel y bastantes rojitos.
Tomatero dijo:
-Muy bien Zan, Pan y Red se ofrecen voluntarios. Perfectos, son ideales.
Ellos estaban muy contentos; ahora solo tenían que esperar a que el agricultor los cogiera.
Pasaron unas semanas y el agricultor por fin llegó. Arrancó a toda la generación y los transportaron en un camión hasta una empresa donde los envasarían. Llegaron a la cinta de envasado. Siempre estaban juntos los tres.
- No veas que guay estar en la cinta de envasado es como si te dieran un masaje por todo el cuerdo. Dijo Red.
- Ni que lo digas- Dijeron Pan y Zan.
Los envasaron y, los tres, planeaban que una vez que llegaran a la frutería tenían que pedir ayuda a un pepino, una cebolla, un pimiento verde y un ajo.
Tras tres horas de carretera llegaron a la frutería. Era pequeña y se encontraba en la capital de Andalucía, Sevilla. Los pusieron delicadamente en las estanterías. Zan, Pan y Red empezaron buscar los alimentos que hacían falta para el gazpacho. Llegaron hasta los pepinos y pimientos y preguntaron:
- ¿Cuál de vosotros quiere hacer una misión?.
Muchos de ellos levantaron la mano; eligieron a los de mejor aspecto y sabor: a un pepino llamado Suitucara y a un pimiento llamado Quemeimporta. Suitucara y Quemeimporta los siguieron. Se fueron en busca del ajo y la cebolla. Llegaron hasta ellos y volvieron a preguntar:
- ¿Cuál de vosotros quiere hacer una misión?.
Siete levantaron la mano y ellos eligieron a los más pequeños y que menos picaran para que asi el gazpacho no estuviese muy picante. Escogieron a una cebolla llamada Pocopica y a un ajo llamado Ajoiagua.

Una vez reunidos todos Suitucara, Quemeimporta, Pocopica y Ajoiagua les preguntaron a ellos:
- ¿Cuál es la misión?.
Ellos respondieron:
- Pues mirad chicos y chicas nuestro gran jefe Tomatero nos envió esta misión que solo se puede hacer con vosotros, y esa es ¡Hacer un gazpacho!
- ¡Uooo!-.Dijeron todos.
-Pues así es. Continuaron:
-Nuestro jefe Tomatero dijo que sería una muy buena manera de refrescar a los humanos ¡Corred, corred que ya llegan!-.
Zan cogió corriendo una cinta que decía “pack de oferta” y nos enrolló con ella. Muy pronto vino una mujer bastante fuerte. Todos pudimos observar que en su bolso sobresalía un papel en el que ponía (Dieta: coma mucha fruta y verdura). Todos nos quedamos pensando que nos cogería. Así fue nos pasaron por la caja y nos metieron en una bolsa. No veas cómo se movía, más que la olla de la feria. Por lo que se ve la mujer llegó a su casa y nos soltó sobre la mesa para después colocarnos en el frutero. Nos colocó y nos pusimos mano a la obra. Juntos cogimos la trituradora, un poco de sal, aceite y vinagre. Hicimos un coro alrededor de ella y vertimos el aceite, la sal y el vinagre antes de que se sacrificaran por la gastronomía andaluza. Después todos dijeron sus últimas palabras:
-Que sufrimiento ser un alimento, que satisfacción dar alimentación.
La encendieron y se metieron dentro. Poco a poco se fue haciendo el gazpacho.
La mujer muy sorprendida al escuchar la trituradora entró a en la cocina. Vio que hacia como que una especie de zumo rojo y lo probó; le encantó. También pudo observar que faltaba la cebolla, el ajo, el pepino, el pimiento y los tomates así que ella se imaginó que se haría con esos alimentos. Llamó a un cocinero para que fuese a su casa y lo probara. Lo probó y, ese cocinero, corriendo llamo a un degustador profesional. Él también vino y le pareció fabuloso. Decidieron poner esa receta en el libro de recetas andaluzas y crear una empresa que se dedicada especialmente a hacer gazpachos.
Así se hizo todo hasta que un día donde estaba plantado el tomatero observó que pusieron un cartel de publicidad en el que decía (Nueva receta: El gazpacho andaluz) Él muy satisfecho le dijo a su nueva generación:
-Sabéis que, tomatitos míos. Ese gazpacho lo hicieron vuestra generación anterior una receta exclusivamente inventada por mí y vosotros haréis ahora muchos más-.

Colorín colorado la mejor gastronomía,
¡La de Andalucía!

¡¡¡MUCHAAAAAAAAS FELICIDADEEEEEEEES!!!


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